¿Qué está pasando con el consumo en Argentina?

Desde hace meses, muchos repiten el mismo mantra: “la economía se está hundiendo”. Otros, con cifras en mano, aseguran lo contrario. Entonces, ¿qué está pasando realmente con el consumo en Argentina? ¿Está cayendo? ¿Se estancó? ¿O, en silencio, está creciendo más de lo que creemos?

La paradoja está servida.

Según las estadísticas, la economía argentina viene creciendo a tasas anualizadas por encima del 5%, una recuperación nada despreciable. Incluso, las tasas de pobreza vienen bajando de forma constante. Sin embargo, el consumo masivo —lo que solemos ver reflejado en góndolas, supermercados y almacenes— cayó en marzo de 2025 por 16º mes consecutivo.

¿Cómo se explica esta aparente contradicción?

No todo el consumo es consumo masivo

Primero, hay que aclarar un punto clave: cuando se habla de “caída del consumo”, la mayoría se refiere solo al consumo masivo, es decir, al gasto en bienes no duraderos. Lo que se compra, se usa y se agota: alimentos, productos de limpieza, bebidas, etc. Pero este segmento no representa todo el consumo de los argentinos.

El consumo agregado incluye también:

  • El gasto en servicios (peluquerías, bares, turismo, vacaciones, etc.).

  • El gasto en bienes duraderos (como automóviles, electrodomésticos o viviendas).

Y justamente esas dos categorías son las que están empujando hacia arriba el consumo total del país.

Desde el tercer trimestre de 2024, el consumo agregado muestra una clara tendencia al alza. Y en el cuarto trimestre de 2024, el gasto en consumo privado ya superaba al del mismo trimestre del 2023, es decir, antes de que Javier Milei asumiera el poder.

¿Y si los ricos están consumiendo más y los pobres menos?

Una de las hipótesis más repetidas es que los ricos están gastando como nunca y los pobres consumen cada vez menos. Pero los datos lo desmienten.

Según el INDEC, en el segundo semestre de 2024:

  • La tasa de pobreza cayó por debajo del nivel previo a la gestión de Milei.

  • La desigualdad en la distribución del ingreso también disminuyó en comparación con el cuarto trimestre de 2023.

O sea, hay menos pobreza y menos desigualdad que antes. Lo cual derriba la idea de que solo los ricos están sosteniendo el aumento del consumo.

Entonces, si los datos oficiales muestran que hay más consumo total y menos pobreza… ¿por qué sigue cayendo el consumo masivo?

La clave está en el tipo de cambio, la inflación y el crédito

Desde que Javier Milei asumió la presidencia, la economía argentina mostró dos grandes movimientos que explican el nuevo patrón de consumo:

  1. Apreciación del tipo de cambio real del peso argentino.

  2. Reducción de la inflación y de las tasas de interés, tanto actuales como esperadas.

Esto tiene consecuencias inmediatas. Por un lado, una moneda más fuerte frente al resto del mundo abarata los bienes y servicios importados, lo que impulsa el gasto en esos rubros. Por otro, tasas de interés más bajas reactivan el crédito a largo plazo, algo que estaba totalmente paralizado.

¿Qué tipo de consumo creció más?

Aquellos más sensibles al dólar y a las tasas:

  • Turismo internacional: disparado. Muchos argentinos volvieron a viajar al exterior o a consumir servicios turísticos de alto nivel.

  • Bienes duraderos: los más beneficiados por el crédito barato.

Un dato concreto:
En febrero de 2025, la venta de viviendas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires creció un 94% respecto al mismo mes de 2024.

Y durante el primer trimestre de 2025, la venta de automóviles aumentó más de 90% interanual. Es el mejor inicio de año desde 2018.

Estos sectores no están reflejados en los informes de consumo masivo. Pero sí pesan fuerte en el consumo agregado, que es el que mide verdaderamente el gasto total de los argentinos.

¿Por qué el consumo masivo tarda más en recuperarse?

Porque es una de las últimas variables en rebotar durante una fase de recuperación. Los bienes no duraderos no dependen tanto del tipo de cambio ni del crédito. Por eso, aunque aún están en baja, no representan el panorama completo.

Y lo que sí está creciendo, lo hace con fuerza suficiente para compensar el descenso en supermercados y almacenes.

Cuidado con los datos aislados

La narrativa de que “el consumo está cayendo” solo se sostiene si se mira un fragmento muy limitado de la economía. Sí, algunos rubros siguen débiles. Pero el consumo total —lo que gastamos en todo— está en ascenso.

Y eso lo confirman los indicadores más robustos y menos manipulables.

Por eso, cuando leas que el consumo se está desplomando, preguntate:
¿De qué tipo de consumo están hablando?

Porque mientras algunos insisten en repetir un relato apocalíptico, los números dicen otra cosa. Y la realidad, como siempre, se impone.

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Miguel Hernández
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