Ludismo 2.0


Las críticas a la Inteligencia Artificial por parte de -casi- todo el espectro político autodenominado como “Progresista” se han convertido en el nuevo ‘pan nuestro de cada día'. Una suerte de ludismo 2.0 igual de maximalista y corto de miras que en el XIX, pero a diferencia de aquél, que contaba con un gran agregado en forma de "negociación colectiva por disturbio" (Eric Hobsbawm dixit), éste suda absolutamente de cualquier pretensión working class para sumergirse de bruces en la piscifactoría woke.
La Inteligencia Artificial consume mucha energía. La Inteligencia Artificial no respeta nuestra privacidad.
El consumo estimado de la Inteligencia Artificial a nivel global es de unos 29,3 Tera vatios/hora por año. Eso es mucho, totalmente de acuerdo. Pero hay que tener en cuenta tanto su bisoñez: falta de optimización y múltiples proyectos en paralelo, como la locura por mejorarla e implementarla en todo tipo de procesos. Eso es algo que se irá racionalizando con el tiempo sí o sí. Igualmente, ya se están planeando la construcción de múltiples reactores SMR para compensar la demanda y equilibrar la red actualmente disponible.
Privacidad. Ya hay soluciones como Duckduck iA que actúan a modo de proxy y muchos modelos se pueden ejecutar localmente y son de código abierto. La problemática de privacidad con la Inteligencia Artificial no es mayor que con la navegación web, las suscripciones a servicios o la vigilancia a que estamos sometidas por parte del Estado.
Una vez the crying is over, estaba bien hablar de lo que la Inteligencia Artificial puede portar, ya no a las empresas, a la humanidad o a los Lannister, sino a la mas común de las currelas: EMPODERAMIENTO
Y utilizo la misma puta palabra disparada hasta la náusea por the woke army porque aquí es donde la contemplo en un amplio y cotidiano sentido. Porque al final, la implantación y pervivencia de un servicio, tecnología o cachivache suele estar directamente relacionada con su utilidad. Mayor aún, a cuanta mas gente y de forma más diversa (cotidiana) se haga extensible.
Los ejemplos pueden abarcar desde el simplificar tareas o acelerar su realización; hasta consultas de todo tipo, correcciones, traducciones, sugerencias; pasando por la elaboración de resúmenes, imágenes, código, documentos y acabando como sustituta de los buscadores tradicionales.
No se trata de volverse loca y reemplazar el flujo de trabajo o commodities cotidianas por la Inteligencia Artificial; sino de apoyarse en ella como complemento. Para mejorar en lo posible y habilitar en lo que antes no podíamos llevar a cabo por nosotras mismas.
Conozco bastantes casos de personas, CURRELAS, que han podido mejorar muchos procesos y realizar otros que simplemente les eran imposibles; gracias a la incorporación de distintas formas de Inteligencia Artificial.
La Inteligencia Artificial conlleva y conllevará problemas; de viejos y de nuevos. Pero en lugar de denostarla en bloque como un nuevo ludismo 2.0, mejor haríamos en tratar de buscarle sinergias e integraciones para la gente de a pie, para las personas mayores, para las personas dependientes, para discapacitados, para las trabajadoras, hasta para los progres de salón y teclado, anclados en dialécticas decimonónicas que reparten moralinas a punta de eslóganes baratos y cuyos significados reales ignoran las más de las veces.
En estos momentos que vivimos respecto a la Inteligencia Artificial hay que perder el temor a decir bien alto ¡Aporta o aparta!
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Anaiss
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Más un ejercicio de estilo que un estilo de ejercicio. Básicamente por prescipción facultativa. No se habla de lo que se quiere, se habla de lo que se puede.