El absurdo talento de Ayrton Senna


La Fórmula 1 es un deporte injusto. Si no cuentas con el mejor coche o al menos uno que te permita competir, ya puedes rezar para que algún scout te eche el ojo y así puedas tener una oportunidad mayor. Sin embargo, han habido pilotos que, aunque empezasen con un coche malo como prácticamente todo el mundo, desde su primera carrera tenían un aura que les distinguía. No sabría verbalizarlo al completo, era como si la velocidad formase parte de su ADN y la carisma fuese el ingrediente principal de su personalidad en la pista. Ayrton Senna fue el mayor exponente de este selecto grupo.
Inicios automovilísticos y el Mito Senna
Ayrton Senna fue calificado como uno de los mejores prospectos de su generación al dominar en Fórmula 3 en 1983. El brasileño llevaba siendo observado desde su etapa de kárting, donde demostró tener un alto talento natural. En el 84 debutó en la categoría reina con Toleman, en un coche que no estaba para luchar por nada. Fue en su sexta carrera que su legado comenzaría a escribirse. La Fórmula 1 llegaba a Montecarlo para disputar su GP más icónico, el de Mónaco. El día de la gran carrera, el cielo decidió darle una oportunidad magnífica a Senna: llovía a cántaros, lo que igualaba el rendimiento de los coches, pero no de los pilotos.
Conducir sobre la lluvia no es natural y menos hacerlo sobre el circuito más complicado y angosto del calendario. Solo unos pocos elegidos pueden dejarse llevar por la adrenalina, y así ocurrió. Senna remontó desde la decimotercera plaza hasta la segunda. Del puesto 13 al 2, en un circuito sin prácticamente espacio para adelantar. Así fue la absurda diferencia de velocidad entre el Toleman de Ayrton y los monoplazas rivales. Esta carrera permitió que al año siguiente fichase por Lotus, donde empezaría la era dorada del brasileño.
La etapa Lotus y el comienzo de la era dorada
Aquel Lotus era una máquina mejor, hecha para competir, y se adaptó perfectamente a lo que le dictaminaba el joven Ayrton. Aunque el coche era inferior al McLaren y al Williams, Senna lo consiguió poner en lo más alto. En esta etapa, el brasileño logró sus primeras victorias, como la del GP de Portugal en 1985, que marcaría el inicio de una época. Aunque el Lotus fuese el tercer o cuarto coche, Senna se ganó la fama de ser el piloto más rápido del mundo a una vuelta, ya que en su temporada de debut con el coche fue el poleman en 7 ocasiones, superando a pilotos en coches muy superiores.
Durante estos 3 años en Lotus, Senna fue quedando de forma consistente entre el tercer y el cuarto mejor lugar en el campeonato de pilotos, ya que el coche, que ya estaba siendo llevado por encima de sus posibilidades, no daba para más. Muchos críticos decían que, en cuanto le dieran la oportunidad, ganaría el campeonato sin despeinarse, mientras que otros decían que no podría aguantar la presión de tener el mejor coche. Al final, llevaba toda su carrera rindiendo más de lo que esperaban de él, y tener la presión de dominar iba a ser complicado. Finalmente, McLaren le fichó en 1988, dando así lugar a la era dorada.
El clímax de Ayrton Senna
En cuanto llegó a McLaren, Senna no se lo pensó ni un segundo: estaba allí para hacer historia. En su primera temporada, en 1988, demostró una dominancia nunca antes vista. Ganó 8 de las 16 carreras, más que las que venció en toda su etapa en Lotus, y se llevó el campeonato de pilotos silenciando las bocas de todos los que no confiaban en él. Durante los 6 años que estuvo en McLaren, rivalizó con otro de los mejores pilotos de todos los tiempos, Alain Prost. A pesar de llegar a ser compañeros de equipo, sus diferencias en la conducción, su manera de competir y hasta en su personalidad les convirtieron en la rivalidad más mítica de la historia del automovilismo.
Senna consiguió otros dos títulos mundiales más en McLaren, sumando hasta 35 victorias en total con la escudería británica. Prost le robó un título mundial en 1989, compitiendo en el mismo equipo, pero ambos demostraron ser grandísimos pilotos. En este momento, se les consideraba los dos mejores de la historia, aunque el talento que había demostrado Ayrton llegaba a ser sobrenatural y por ello era el mejor. El McLaren comenzó a perder fuelle a partir de 1993, y se abrió una nueva puerta para Senna: ir a Williams.
La tragedia y el legado de Ayrton Senna
Su etapa en Williams no había comenzado bien, pero fue en Imola, en la tercera carrera del campeonato, que la tragedia se gestó sobre el mundo del automovilismo. El viernes, Rubens Barrichello tuvo un accidente casi mortal, que dejó conmocionado al mundo. El sábado, el austríaco Roland Ratzenberger, fallecía tras un choque a alta velocidad. La Fórmula 1 lloraba. Senna lloraba. No quería correr el domingo. Pero, debido a su amor por Dios, decidió correr, partiendo desde la pole. El día 1 de mayo de 1994 cambiaría la historia del automovilismo. En la vuelta 7, el brasileño estaba por tomar la curva de Tamburello, cuando el coche no giró. El choque contra el muro a más de 300 km/h fue mortal y desgarrador. Ayrton Senna había fallecido.
Lo hizo a los 34 años, uno más que Jesús, como si Dios quisiese simbolizar que había puesto a uno de los suyos en un coche de carreras. Su muerte, la de Ratzenberger, y el fatídico GP de Imola 1994 cambió todo para la Fórmula 1. Las medidas de seguridad aumentaron, los monoplazas se hicieron más seguros y en general comenzó una nueva etapa para la categoría reina del automovilismo. Tras todo lo que significó Ayrton Senna, quedó como el mejor piloto de la historia, como un enviado por Dios para correr en la Fórmula 1, y es por ello que hoy se le recuerda como el piloto más talentoso de todos los tiempos. D.E.P. Ayrton Senna.
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Written by

Alonso Baños
Alonso Baños
Creador de contenido deportivo español, mi sueño es irme a vivir a Noruega :)