Más allá del código: La retroalimentación como motor de tu desarrollo profesional


💬 ¿Alguna vez sentiste que explotabas internamente, ya que te estaban criticando de manera injusta en una reunión de retroalimentación?
Si es así, no estás solo. Aprender a recibir feedback no siempre es cómodo, pero es una de las habilidades más poderosas para acelerar tu crecimiento profesional.
La finalidad de este artículo es que conozcas los beneficios de la retroalimentación y que la conviertas en una herramienta más dentro de tu arsenal de habilidades blandas para crecer como profesional. En este artículo nos enfocaremos únicamente en cómo recibir retroalimentación; en futuras publicaciones abordaremos cómo darla efectivamente.
Este es el segundo artículo de una serie que estoy escribiendo para ayudar a desarrolladores, tanto nuevos como experimentados, a fortalecer habilidades esenciales que muchas veces no se desarrollan durante la formación académica, pero que son fundamentales para crecer en el entorno laboral.
¿Por qué es importante pedir feedback?
Diversos estudios han demostrado que las empresas con una cultura de retroalimentación obtienen beneficios significativos: por ejemplo, sus colaboradores son hasta un 21% más productivos^1 y la rotación del personal puede disminuir hasta en un 40%^2.
Sin embargo, el beneficio principal es personal. La retroalimentación te permite descubrir aspectos de tu estilo de trabajo, liderazgo y competencias que podrías mejorar. Pero obtener estos beneficios requiere esfuerzo: aplicar cambios, capacitarte en nuevas habilidades y mantener una actitud de apertura.
Tipos de feedback
Entender los distintos tipos de retroalimentación es clave para interpretarla correctamente y sacar el mayor provecho de cada interacción. No todo feedback tiene el mismo tono, objetivo ni profundidad, y cada uno puede ser útil en diferentes contextos.
A continuación, te presento los principales tipos de feedback que puedes encontrar en tu vida profesional:
Feedback positivo:
Este tipo de retroalimentación resalta lo que hiciste bien. Refuerza tus aciertos y te motiva a repetirlos. Aunque muchos lo subestiman, recibir este tipo de feedback es fundamental para reconocer fortalezas y construir confianza.Ejemplo: “La forma en que documentaste esta función fue muy clara, ¡sigue así!”
Feedback constructivo:
Señala oportunidades de mejora de manera específica y respetuosa. Aporta observaciones acompañadas de sugerencias prácticas. Este tipo de feedback es el que más contribuye al crecimiento si se recibe con apertura.Ejemplo: “Podrías considerar dividir esta función en partes más pequeñas para mejorar la legibilidad.”
Feedback de 360 grados:
Se recopila desde distintas fuentes: compañeros, líderes, subordinados y hasta uno mismo. Proporciona una visión integral de cómo trabajas y cómo impactas a otros. Ideal para procesos de crecimiento más estructurados o evaluaciones periódicas.Feedback formal:
Suele ocurrir en espacios establecidos, como evaluaciones de desempeño o revisiones semestrales. Generalmente está documentado y forma parte de los procesos internos de la organización.Feedback informal:
Se da de forma espontánea, muchas veces en una conversación casual, en un mensaje rápido o en un comentario durante el trabajo. Aunque es menos estructurado, puede ofrecer aprendizajes muy valiosos si sabes detectarlos.
💡 Tip: No descartes ningún tipo de retroalimentación. Incluso los comentarios más breves pueden contener pistas poderosas sobre cómo mejorar tu desempeño o reforzar lo que ya haces bien.
Consejos para recibir feedback: antes, durante y después
Ahora que conoces qué es la retroalimentación y los diferentes tipos que existen, vamos a enfocarnos en una de las más completas: el feedback de 360 grados. Este tipo de retroalimentación tiene un gran valor porque integra distintos puntos de vista sobre tu desempeño: puede incluir opiniones de compañeros, líderes, subordinados e incluso autoevaluaciones. La forma en que se aplica puede variar, desde conversaciones informales hasta procesos más estructurados, según el estilo de la persona que te la brinde y el entorno de trabajo.
Para abordar este proceso de forma clara y útil, he dividido esta sección en tres etapas clave:
- Antes de la retroalimentación: cómo prepararte mental y emocionalmente.
- Durante la retroalimentación: cómo escuchar, procesar y responder.
- Después de la retroalimentación: cómo convertir los comentarios en acciones concretas.
Cada una de estas fases tiene sus propias estrategias y matices. No todos los consejos aplican por igual a cada momento, por eso es importante abordarlos por separado. El objetivo es que puedas enfrentar cualquier sesión de feedback con mayor seguridad, apertura y enfoque en el crecimiento.
Antes de recibir feedback
La antesala a una retroalimentación puede generar ansiedad, especialmente si es la primera vez o si no sabes qué esperar. Es común que surjan pensamientos como: “¿Y si todo lo hice mal?”, “Seguro me van a criticar” o incluso “¿Y si me despiden?”. Estos sentimientos son naturales, pero es importante entender que una retroalimentación bien gestionada no busca señalar fallas para castigar, sino ayudarte a mejorar.
Algunos consejos para prepararte:
Respira y normaliza la experiencia. Todos hemos estado ahí. No estás solo. Incluso los desarrolladores más experimentados reciben (y agradecen) retroalimentación.
Anticipa la retroalimentación como una oportunidad. Intenta cambiar el enfoque del miedo al aprendizaje. Pregúntate: “¿Qué puedo descubrir hoy sobre mí y mi trabajo?”
Si estás emocionalmente vulnerable, busca apoyo. Habla con alguien de confianza que te escuche sin juicio. Incluso puedes pedir que esa persona esté presente si crees que será un encuentro difícil.
Prepara una libreta o herramienta de notas. Anota puntos clave, ideas, ejemplos que te mencionen o incluso frases que no entiendas del todo y quieras aclarar después.
Revisa tu propio trabajo antes. Haz un autoanálisis honesto: ¿Hubo decisiones técnicas que tomaste apresuradamente? ¿Hay algo que sabes que podrías haber hecho mejor? Ir con autoconciencia facilita el diálogo.
💡 Consejo: Piensa en la retroalimentación como una revisión de logs. Te da visibilidad de lo que tu sistema (tú) no estaba viendo, para que puedas optimizarlo.
Durante la retroalimentación
Este es probablemente el momento más crítico del proceso. Lo que hagas —o no hagas— mientras recibes retroalimentación puede marcar la diferencia entre una conversación valiosa y una experiencia incómoda. Aquí no solo estás recibiendo comentarios: estás construyendo relaciones, afinando tu criterio profesional y demostrando tu disposición para crecer.
A continuación, te comparto recomendaciones más profundas para que aproveches al máximo este momento:
Mantén una actitud abierta y de escucha activa. Aunque estés nervioso o en desacuerdo con lo que se dice, escucha con atención. Evita interrumpir o entrar en modo “defensivo”. Tu interlocutor dedica tiempo a ayudarte a mejorar: préstale toda tu atención. Esto no significa que debas estar de acuerdo con todo, sino que te comprometes a entender su punto de vista antes de responder.
Evita tomarlo como algo personal. Uno de los errores más comunes —y más humanos— es asumir que una crítica al trabajo es una crítica a la persona. Pero no lo es. Cuando alguien señala que tu solución técnica pudo ser más simple, no está diciendo que eres un mal desarrollador. Está viendo una oportunidad de mejora. Distinguir entre “lo que haces” y “quién eres” te da una gran ventaja emocional y profesional.
Haz preguntas que enriquezcan la conversación. Si recibes un comentario genérico como “esta parte es confusa”, no te quedes con la duda. Profundiza:
“¿Qué parte exactamente te pareció poco clara?”
“¿Cómo crees que podría haberlo hecho más comprensible?”
Este tipo de preguntas no solo te ayudan a mejorar, sino que demuestran madurez y voluntad de aprendizaje.Reconoce tus emociones, pero no reacciones desde ellas. Es válido que te sientas frustrado o inseguro, pero procura que tus respuestas no estén dominadas por esa emoción. Si algo te molesta mucho, respira, escucha, y toma nota para reflexionar con más calma después. Incluso puedes decir algo como:
“Aprecio el comentario, necesito procesarlo un poco para responder con claridad.”
Valida los ejemplos. Si te dan ejemplos concretos, obsérvalos con atención. Pueden ayudarte a ver patrones que no habías notado. Por ejemplo:
“En varios commits dejaste logs que no retiraste después.”
“Tus mensajes de commit no siguen el estándar del equipo.”
Esto es oro puro. Puedes convertirlo en acción inmediata.No expliques para justificar: explica para construir. A veces sentimos la necesidad de defender nuestra decisión técnica. En lugar de responder con “lo hice así porque…”, intenta decir:
“En ese momento solo sabíamos X información y tenía que dar una solución en el momento. Crees que precipite, ¿qué más hubieras considerado tú antes de tomar una decisión?”
Esto transforma la dinámica de defensa en una de colaboración.Agradece, incluso cuando sea incómodo. Termina siempre con una actitud de gratitud. No todo el mundo se toma el tiempo de darte feedback, y si lo hacen es porque creen que vale la pena ayudarte a mejorar.
Después del feedback
Una vez concluida la reunión, el trabajo no ha terminado. La retroalimentación es valiosa, pero solo si haces algo con ella. Este es el momento de convertir lo aprendido en acción concreta.
Pasos recomendados:
Reflexiona sin prisa. No tomes decisiones apresuradas. Tómate un momento para digerir los comentarios, especialmente si alguno te impactó emocionalmente.
Identifica los aprendizajes clave. Haz un resumen breve de lo que más te resonó. ¿Hubo alguna crítica recurrente? ¿Un elogio inesperado? ¿Sugerencias claras?
Elabora un mini plan de mejora. No tiene que ser formal. Puede ser tan simple como:
“Voy a revisar mis Pull Requests con este checklist antes de enviarlos.”
“Empezaré a agregar comentarios más claros en mi código cuando use patrones poco comunes.”Diferencia entre una observación puntual y una etiqueta general. Si alguien te dice “estuviste desorganizado en este sprint”, no significa que eres una persona desorganizada. Aprende a no dejar que una crítica puntual defina tu identidad profesional.
Si algo no fue justo, busca acompañamiento. Ya sea por comentarios personales, sesgos o malentendidos, si sientes que algo fue inapropiado, acércate a recursos humanos, un mentor o alguien de confianza. Defenderte también es parte del crecimiento.
Agradece (sí, otra vez). Puedes enviar un mensaje simple como:
“Gracias por tomarte el tiempo para darme retroalimentación, me llevo varios puntos importantes para trabajar.”
Esto fortalece la relación y genera un entorno de confianza a futuro.
💪 Recuerda: El verdadero cambio ocurre después del feedback, cuando decides cómo actuar con base en lo que escuchaste.
Experiencia personal
Recuerdo la primera vez que recibí retroalimentación sobre un código que había entregado. Era mi primer trabajo y quería demostrar que todo estaba perfecto: seguí todas las buenas prácticas, cuidé el estilo, me sentía orgulloso del resultado. Para mí, ese código era impecable.
Sin embargo, durante la revisión, me hicieron comentarios sobre el estilo del código y cuestionaron por qué opté por ciertas soluciones. Me sentí muy incómodo. Internamente, me lo tomé de forma muy personal. No entendía por qué corregían algo que, desde mi perspectiva, ya estaba bien. Acepté los cambios, por supuesto, pero con cierta resistencia.
Con el tiempo entendí que esa incomodidad inicial no era un ataque, sino parte del proceso de crecimiento. Aprendí a ver esas observaciones como una oportunidad, no como una amenaza. Comprendí que entregar un buen trabajo no significa que esté libre de observaciones, y que la revisión de código no invalida tu esfuerzo, sino que lo potencia.
Hoy, cada vez que recibo feedback sobre mis entregas, lo agradezco. Incluso si son observaciones pequeñas, me aportan algo. A veces aprendo una mejor manera de estructurar funciones; otras, descubro cómo facilitar la lectura para mis compañeros. Más allá del código, entendí que recibir retroalimentación con apertura también mejora la comunicación y fortalece los equipos.
Si algo hubiera cambiado en ese primer momento, habría sido entender que el feedback no te define: te moldea. Y que aprender a escucharlo, aunque duela al principio, te hace mejor en todo sentido.
Conclusión
Recibir retroalimentación, especialmente cuando es la primera vez o cuando no estás acostumbrado, puede ser una experiencia intimidante. Es común que, ante una crítica, adoptemos una postura defensiva o nos sintamos vulnerables, sobre todo si hemos puesto mucho empeño en nuestro trabajo. En esos momentos, cualquier comentario puede sentirse como un juicio personal, aunque no lo sea. Sin una preparación adecuada o una cultura que normalice el feedback, es fácil malinterpretar las intenciones detrás de las observaciones y caer en emociones como la frustración, la duda o el enojo. Esto es algo que muchos pasamos, y es completamente válido.
Con el tiempo, aprendí que tener una actitud abierta ante el feedback no solo facilita el proceso, sino que también transforma la forma en que creces profesionalmente. Recibir retroalimentación de manera constante —y con disposición para escuchar— permite detectar patrones, identificar áreas de mejora, y lo más importante, fomentar una mentalidad de aprendizaje continuo. No se trata de tener todas las respuestas desde el principio, sino de tener la humildad de reconocer que siempre se puede aprender algo más.
💪 Aprender a recibir feedback es como entrenar un músculo: duele al principio, pero te fortalece para todo lo que viene. ¿Estás listo para empezar?
Si no tienes una reunión de feedback programada, ¡solicítala! Y si ya está agendada, prepárate bien. El verdadero crecimiento ocurre cuando aplicamos lo aprendido.
Recomendaciones
- Libro: El arte del feedback: Una guía práctica para recibir y dar feedback de Armin Krüger
- Las claves para aceptar comentarios positivos en el trabajo
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