Remodelando mi entorno Dev


Durante mucho tiempo mantuve el mismo entorno: colores, fuentes, temas… incluso el fondo de pantalla. Pero ha llegado el momento de renovarlo todo y darle un buen update a mi espacio de trabajo y a algunas de sus configuraciones.
Terminal: Una nueva etapa
Lo primero de lo que quiero hablar es de lo que más utilizo: la terminal. Desde que me pasé a macOS he usado iTerm2 y, la verdad, me encanta. Sin embargo, hace poco descubrí otra terminal que, aunque no es precisamente nueva, me sorprendió gratamente. Se trata de WezTerm.
Me ha gustado tanto que llevo un tiempo explorándola, y quizá más adelante le dedique un artículo completo. Por ahora, solo diré que se adapta muy bien a lo que estoy buscando… y creo que ha llegado el momento de darle una oportunidad y cambiar de terminal.
Editor de Texto: Algo diferente
Durante un tiempo utilicé VSCode, pero hace poco decidí cambiar a Zed, y actualmente es mi editor principal. Me gusta mucho porque es más limpio visualmente, más ligero y muy rápido. Aunque VSCode es un editor maduro con muchísimas extensiones, Zed me permitió trabajar de forma más directa y sin distracciones.
Decidí quedarme con Zed porque combina lo mejor de ambos mundos: la velocidad y ligereza de un editor minimalista, pero con una experiencia moderna y práctica que no requiere pasar horas configurándolo. Es intuitivo, tiene una interfaz clara y me permite enfocarme completamente en el código. Además, su rendimiento es excelente incluso en proyectos grandes, y eso se nota día a día en mi flujo de trabajo.
VSCode fue mi punto de partida, pero Zed se convirtió en mi herramienta diaria porque me ofrece velocidad, simplicidad y una experiencia agradable sin complicaciones.
Navegador: 1,2,3…probando
Mi navegador de siempre ha sido Brave. Me encanta porque es fluido, consume poca memoria y trae su propio bloqueador de rastreadores, que es simplemente increíble. Además, fue creado por uno de mis referentes más importantes en el mundo de la informática, Brendan Eich, junto con Brian Bondy, un gran ingeniero que ha participado en proyectos exitosos como Evernote o Khan Academy. No me voy a poner a contar su historia aquí; si quieres saber más, pues… googlea o chatgptea sus nombres (sí, mal chiste).
Brave siempre me ha gustado por su velocidad y enfoque en la privacidad. Incluso, en algún momento quise adentrarme en el mundo de la web3… pero esa es otra historia que te contaré después.
Recientemente me topé con un navegador basado en Firefox, muy parecido a Arc (que se volvió bastante famoso, aunque nunca lo probé). Se llama Zen. A primera vista es bonito, muy fácil de usar y me encanta que puedas ver la web sin distracciones: su barra lateral, donde navegas y gestionas pestañas, se puede ocultar por completo. Así que he decidido darle una oportunidad a ver qué tal resulta.
Gestionando mis ventanas
Aerospace se ha convertido en mi aliado para organizar ventanas en macOS. Durante un tiempo usé Rectangle, que es una herramienta sólida y sencilla para mover y redimensionar ventanas con atajos de teclado. Me funcionaba bien, pero siempre sentí que podía hacer más y de forma más visual.
Al descubrir Aerospace, me sorprendió lo elegante y flexible que es. No solo permite mover y ajustar ventanas con atajos, sino que su interfaz visual hace que todo el proceso sea mucho más intuitivo. Me gusta cómo puedo personalizar mis espacios de trabajo según lo que estoy haciendo, y la forma en que se integra con los escritorios virtuales hace que cambiar de contexto sea rápido y sin fricciones.
Aunque cambiar de herramienta siempre tiene su curva de aprendizaje, Aerospace me ha convencido. Es rápido, ligero y realmente mejora mi flujo de trabajo diario. Definitivamente, un upgrade que vale la pena si, como yo, pasas horas frente a múltiples ventanas y necesitas tener todo bajo control.
Mi nuevo centro de mando
Durante mucho tiempo usé Spotlight, el buscador integrado de macOS. Funciona, sí… pero siempre me pareció que le faltaba algo de velocidad y potencia. Un día me topé con Raycast y fue como pasar de manejar un coche compacto a conducir un deportivo: rápido, minimalista y con un montón de trucos bajo el capó.
Lo que más me gusta de Raycast es que no solo busca archivos o aplicaciones; también te permite ejecutar comandos, controlar integraciones, gestionar tareas, buscar en la web y hasta hacer cálculos sin salir de la misma ventana. Además, su sistema de extensiones es brutal: puedes instalar desde controladores para GitHub hasta integraciones con otras aplicaciones, todo sin complicaciones.
Otra cosa que me enganchó es su diseño: limpio, sin distracciones y con atajos de teclado para absolutamente todo. Es de esas herramientas que, una vez las pruebas, se vuelven parte de tu flujo de trabajo diario y no entiendes cómo vivías sin ellas.
Así que sí, me he convertido en fan. Y creo que Raycast ya no es solo mi reemplazo de Spotlight: es mi centro de mando.
Siempre concentrado
Spotify ha sido mi compañero de trabajo, estudio y hasta de limpieza de la casa. No importa la tarea, siempre tengo algo sonando. Lo que más me gusta es la facilidad con la que puedo pasar de una lista de reproducción tranquila para concentrarme, a un set lleno de energía para entrenar o motivarme.
También valoro mucho su sistema de recomendaciones; a veces siento que me conoce mejor que yo mismo. Me ha presentado artistas y géneros que jamás habría buscado por mi cuenta. Y aunque hay muchas opciones para escuchar música hoy en día, la integración de Spotify con distintos dispositivos y su experiencia de usuario me tienen bastante fidelizado.
Últimamente he pensado seriamente en probar Apple Music. Me intriga la calidad de audio que ofrece y cómo podría integrarse con mi ecosistema de Apple. Aun así, por ahora Spotify sigue siendo mi reproductor de música principal.
Otras utilidades
Hay varias herramientas que no uso todos los días, pero que son esenciales en mi flujo de trabajo cuando las necesito.
Docker es una de ellas. Me encanta porque me evita tener que llenar mi máquina de instalaciones y dependencias. Creo un contenedor, lo levanto, hago lo que tengo que hacer y luego… bye. Es simple y me da paz mental.
Para el control de versiones, uso GitKraken. Sí, podría hacerlo todo por terminal (y a veces lo hago), pero GitKraken me da una visión muy clara de mis repositorios y ramas, y la verdad, se siente como tener un mapa interactivo de mi código.
En el área de notas y organización, Obsidian es mi refugio. Me gusta porque funciona con archivos Markdown locales y no depende de que todo esté en la nube. Además, sus enlaces bidireccionales y el gráfico de ideas son adictivos.
Cuando necesito probar APIs, Insomnia es mi herramienta favorita. Es ligera, visualmente agradable y no me satura de opciones innecesarias, pero tiene justo lo que necesito para testear endpoints rápido.
Para bases de datos, mi setup es un combo: DBngin para levantar entornos locales en segundos, DBeaver cuando quiero un cliente universal para varias bases de datos, y MongoDB Compass para cuando toca trabajar con colecciones y documentos.
Son utilidades que quizá no brillan tanto como la terminal o el editor, pero cada una tiene su momento de protagonismo… y cuando llega, cumplen con su trabajo.
Homebrew: menos clics, más comandos
Homebrew es, para mí, como esa navaja suiza que siempre tienes a mano. No se ve, no hace ruido, pero cuando la necesitas… salva el día. Es el gestor de paquetes por excelencia en macOS, y gracias a él puedo instalar y actualizar software desde la terminal con un solo comando.
Lo que más me gusta es que simplifica muchísimo la vida: nada de buscar instaladores en páginas web, nada de arrastrar aplicaciones a la carpeta de “Aplicaciones” y esperar. Con Homebrew, todo es rápido, limpio y automatizado.
También me encanta que tenga una comunidad enorme que mantiene sus fórmulas actualizadas. Ya sea para instalar herramientas de desarrollo, utilidades del sistema o incluso aplicaciones gráficas, Homebrew siempre está ahí, listo para cumplir.
No es la herramienta que uso todos los días, pero cuando la necesito, sé que puedo confiar en ella. Aquí te dejo un Gist para instalar todo lo que uso de un solo golpe con Homebrew.
Para finalizar…
Después de años usando prácticamente el mismo entorno, esta renovación me ha recordado algo importante: las herramientas que usamos importan, pero más importa cómo nos sentimos al usarlas. Cambiar colores, terminales, navegadores o editores no es solo estética o capricho, es también una forma de refrescar la mente y redescubrir el gusto por lo que hacemos.
Cada cambio que he hecho —desde pasarme a WezTerm, explorar NeoVim, probar nuevos navegadores, hasta afinar mi flujo con Homebrew y otras utilidades— ha sido una pequeña inversión en productividad y motivación. No todo lo que pruebo se queda, pero cada experimento me enseña algo.
Así que si hace tiempo que no tocas tu configuración, quizá sea el momento de mover piezas, probar algo distinto y ver qué pasa. Quién sabe, tal vez encuentres una herramienta que no sabías que necesitabas.
Happy Coding!!!
Subscribe to my newsletter
Read articles from Dave Victoria directly inside your inbox. Subscribe to the newsletter, and don't miss out.
Written by

Dave Victoria
Dave Victoria
I'm a software developer passionate about technology, I love coding and creating new things for the internet, I'm a hobby drummer and the technical support of the family.